Salir en forma de grito del fondo del corazón, así él notó que
estaba vivo, que había sido feliz y ahora se le escapaba. No
era la primera vez y recordó que peleó por ello, golpeó, casi
mató, casi murió por un tiempo. Gritar ya no era suficiente y
aprendió a llorar, se desahogó. No era cierto, llorar también
ayudaba a los hombres.